18 de septiembre de 2009

Vivir… ¿para qué?

Decía Scott Peck “la vida no es fácil” y yo añadiría, “tampoco es fácil, vivir” o coincidiendo con Barylko lo dificultoso es “saber vivir”. El punto es que a veces la vida se nos escurre de las manos y tal vez ni siquiera nos hemos dado cuenta que tenemos vida, que extraño!!! La paradoja de la existencia humana: vivir sin vivir…

Estamos viviendo y a la vez no vivimos, porque a veces quedamos anclados en el pasado re-viviendo acontecimientos que ya no están y otras nos des-vivimos esperando en el futuro. Quizás nuestro mayor problema consiste en que no sabemos bien, qué hacer con nuestra vidas. Debido a esto o quizás como consecuencia de ello, es que puedes ver a multitudes de jóvenes descomprometiéndose de sus responsabilidades para consigo mismos y copian alegremente estilos de vida prestados de algún deportista, cantante famoso o famosa a tal punto que se “des – viven” por ser como ellos.

Considero que la mayoría de la gente tiene el mismo problema: cómo vivir o qué hacer con esto que llamamos “vida”. En pocas palabras, todos recibimos la vida pero en muchos casos no llegamos a comprender cuál sea exactamente la función de la misma. No llegamos a captar plenamente lo que implica darle sentido a nuestra vida. Es más, Carl Jung asegura que el no tener un sentido para la vida pareciera ser la neurosis de nuestro tiempo. Kushner señala que nos revelamos al proceso biológico de nacer, crecer, reproducirse y morir. De alguna manera creemos que tiene que haber algo más…

Tengo la impresión de que muchas de nuestras adicciones tienen que ver con embotar nuestras mentes para no confrontarnos con la triste realidad de que no sabemos para qué vivimos. Encontrar una razón para vivir, en eso consiste aparentemente la vida. Víktor Frankl reconocía que él sobrevivió a los campos de concentración nazi porque se había propuesto escribir un libro y eso lo mantuvo con vida a pesar de las crueldades sobrehumanas a la que fue expuesto junto a otras personas. De alguna manera, que tengas un sentido para vivir te hace fuerte para sobrellevar las desgracias de la vida (aunque suene a ironía).

Por otra parte, cuando Jesús habla de que Él es la vida, está estableciendo una nueva perspectiva. La vida se centra no en sí misma como un elemento que nos trasciende, sino en otra u otras personas. Sabemos que estamos vivos porque los otros nos los dicen de muchos modos. Pero no cualquier otro sino aquel que nos ama… Esa es la clave, vivir es amar, si has perdido la capacidad de amar, estás muerto… Si amas es porque tienes alguien a quien amar y curiosamente ese alguien sabe que vives… para él o ella.

Jorge Trisca

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