28 de marzo de 2012

Capítulo 11 del libro!

Las lágrimas brotaban incontrolablemente de mis ojos. Las go­tas individuales formaban pequeños ríos mientras se abrían camino por mis mejillas y caían en la cama mientras otras go­tas seguían mi nariz hasta que goteaban sobre mi Biblia. Cuánto tiempo estuve sentado de esta manera, no lo sé. Pero antes de mucho, Sally se despertó y me miró.
-Tesoro, ¿por qué estás llorando? -me preguntó.

Por dónde comenzar, me pregunté. ¿Comienzo con el com­promiso de presentar ese tema el fin de semana? ¿Me refiero a la invitación? ¿Cómo se lo puedo explicar cuando Sally sin saberlo ha estado involucrada desde el mismo comienzo? Por fin decidí comenzar por el mejor lugar... ¡el principio! Así que inspiré pro­fundamente y comencé a contarle la historia de mi cuarto punto fundamental.